Las balanzas La Reina, de fabricación netamente
colombiana, fueron el utensilio más utilizado en las tiendas de los barrios
para pesar toda clase de productos. En ellas no sólo se controlaban el peso de
abarrotes como el maíz, el frijol, las lentejas y las verduras, sino que se
prestaban para casos como en los que las madres solicitaban al dependiente que
les permitiera pesar a los niños recién nacidos con el propósito de controlarles
el peso. Este bello objeto, que hoy ha caído en desuso por la creciente oferta
de productos previamente pesados y etiquetados con códigos de barras, hace
parte de una herencia rural en la que los productos provenían del campo y las
personas confiaban en el cálculo del tendero de la esquina.